El olivo, con más
de 12.000 años de historia es la base fundamental de la economía
andaluza, y especialmente de Jaén, sus orígenes se situan en Asia Menor,
para extenderse posteriormente hacia Egipto y la cuenca mediterránea.
Llegó a Europa gracias a los fenicios, más tarde los romanos lo
introdujeron en la península ibérica, si bien fueron los árabes quienes
relanzaron la cultura del olivo dando nombre al aceite, az-zait que
quiere decir jugo de la oliva.
El olivo ha estado
presente a lo largo de la historia de la humanidad, en la mitología
griega, Atenea ganó una apuesta frente a Neptuno con una rama de olivo,
en la Sagrada Biblia, el olivo es referido en numerosos pasajes, Jesús
orando en el monte de los olivos o la ramita de olivo, símbolo de paz y
de esperanza con la que la paloma volvió al arca de Noé. Ha sido fuente
de inspiración en la pintura, escultura y poesia, muestra de ello son la
obras de el Greco, Salcillo, Goya, Lope de Vega, Antonio Machado, Lope
de Rueda o Miguel Hernandez.
Descripción
Del latín olivu. Arbol de la familia oleáceas (Olea
europaea), de hojas enteras lanceadas, verdes y lustrosas por el haz y
blanquecinas por el envés; flores blancas en racimos axilares, y fruto
en drupa ovoide, verde, con el hueso grande y duro, de la cual se extrae
el aceite común. Es originario de Oriente y su cultivo es propio de la
zona mediterránea cuya altura límite se fija en 400 m., aunque según el
clima puede llegar a 1.000 m. Es un árbol de gran longevidad, que llega a
vivir más de cien años, de cual existen diversas variedades. El fruto,
la aceituna, contiene un elevado porcentaje de aceite que se obtiene
exprimiéndolo por medios mecánicos. La aceituna es comestible cuando ha
perdido su amargor. Los principales países cultivadores son España,
Italia, Francia, Túnez y Argentina.
Esta planta precisa para
su desarrollo temperaturas comprendidas entre los 12 y 45º C, y prospera
en suelos en los que se mezclan la cal, el sílice y la arcilla. Se
trata de un cultivo de secano por antonomasia, que se reproduce por
estaca y por acodo. La poda de producción debe ser ligera y tendente a
eliminar el exceso de ramas productivas, pues de lo contrario se
obtienen cosechas muy irregulares, debido al agotamiento de la temporada
anterior. Este fenómeno se conoce con el nombre de vecería.
Como
abono precisa, además de nitrógeno, fósforo y potasio, gran cantidad de
estiércol: de cincuenta a setenta kilos por árbol. La recolección se
hace con mantos, rastras, rulos y varas.
Las enfermedades más
perjudiciales del olivo son la tuberculosis, el repilo y la negrilla, la
mosca del olivo es el insecto más temido, que deposita los huevos en
los frutos para que sirvan de alimento a sus larvas, que los agusanan
antes de madurar y hacen que se caigan. En la antigüedad se combatían
poniendo en las ramas cebos con sustancias atractivas y tóxicas, en la
actualidad estas sustancias tóxicas son exparcidas indiscriminadamente
por toda la superficie de olivar mediante aviones, tractores, etc..

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